De acuerdo con un comunicado, científicos del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM laboran con expertos del Sloan Digital Sky Survey (SDSS) en la conformación del mapa de la región interestelar de la Vía Láctea más preciso hasta ahora, proyecto para el cual desarrollaron el software Data Analysis Pipeline, esencial para el procesamiento de las imágenes.
Sebastián Francisco Sánchez Sánchez, investigador de dicha entidad académica y quien participa en el plan, explicó que el mapeo se realiza con los equipos más innovadores para el estudio espectroscópico, con el cual se espera conocer, con el mayor detalle posible, el material interestelar de nuestra galaxia.
El astrónomo dijo: Estamos trabajando el medio interestelar de la Vía Láctea y de las galaxias del volumen local con una técnica novedosa, que se ha desarrollado desde cero, y el primer logro es que tenemos la capacidad de producir ciencia luego de casi seis años de esfuerzos.
Para demostrar la eficacia de este sistema, los especialistas captaron la constelación de Orión, imagen que contiene cerca de 200 mil fotos individuales, cubre un área cientos de veces más grande que la Luna y representa menos del uno por ciento del área que se planea revisar.
Destacó que en el IA se creó el software, presentado en la revista The Astronomical Journal, el cual corrige de forma robusta las características del continuo estelar y recupera los parámetros de las líneas de emisión con gran precisión y exactitud.
Recordó que SDSS utiliza una red de equipos robóticos instalados en el Observatorio Las Campanas, en el desierto de Atacama, en Chile, y si bien desde hace algún tiempo habían comenzado a funcionar, ahora ha iniciado su operación completa.
Por ello, se espera obtener detalles claros del espacio entre las estrellas, el cual está lleno con gas interestelar y polvo, y tiene un papel crucial en cómo evolucionan las galaxias.
Anteriormente, añadió, los muestreos eran observaciones con una tecnología llamada espectroscopía de campo integral, con la que se descompone la luz de las galaxias más cercanas a nosotros para obtener datos sobre su composición estelar, como del gas caliente o ionizado que es calentado por las estrellas, ofreciendo datos sobre los procesos evolutivos que dan lugar a las galaxias que conocemos hoy.
Luego de estudiar por varios años este ciclo de formación estelar y enriquecimiento químico, los astrónomos llegaron a la conclusión de que existe un equilibrio que permite que, cuando se forman estrellas, pocas son demasiado brillantes y masivas, pero hay gran cantidad de menos masivas.
Las estrellas enriquecen este material con elementos pesados a través del viento estelar y las explosiones de supernova, que posteriormente se convierten en parte de nuevas y planetas, precisó.
Sánchez Sánchez comentó: Para saber en qué sitios del universo se puede formar vida o es compatible con la química que conocemos, es indispensable comprender este ciclo de retroalimentación. Para ello requerimos datos de objetos lo más cercanos posible y que sea a escalas pequeñas, astronómicamente hablando. Entonces necesitamos la capacidad de obtener más información.
De ahí que se considera esencial volver a explorar la Vía Láctea –en la que vivimos– y el medio interestelar que es el conjunto de cosas que hay en ella. Con esa idea se planteó la creación de un sistema robótico llamado Local Volume Mapper (LVM) o Mapeo de Volumen Local.