SUDÁFRICA.-Una madre sudafricana, Racquel Smith de 35 años, ha sido sentenciada a cadena perpetua junto con dos cómplices por la venta de su hija de seis años, Joshlin Smith, quien desapareció en febrero de 2024. Este caso, que ha generado gran conmoción pública, concluyó con la pena máxima para los tres acusados, hallados culpables de trata de personas y secuestro.
Joshlin Smith fue reportada como desaparecida el 19 de febrero de 2024 en Saldanha Bay, una comunidad pesquera a unos 135 kilómetros al norte de Ciudad del Cabo. Su fotografía circuló ampliamente en medios de comunicación y redes sociales durante semanas, impulsando una intensa búsqueda que hasta la fecha no ha dado con su paradero. Las autoridades continúan investigando, incluso a nivel internacional.
Inicialmente, la madre se mostró públicamente como una víctima y colaboró con la policía, lo que generó simpatía. Sin embargo, la investigación reveló que Smith vendió a su hija por 20.000 rands (aproximadamente 1.000 euros) a un sanador tradicional supuestamente interesado en las características físicas de la niña, según el tribunal.
La lectura de la sentencia fue recibida con aplausos en la sala. El juez destacó la gravedad de los hechos y la total falta de arrepentimiento de la acusada, madre de tres hijos, quien actuó de manera premeditada sin mostrar preocupación por el destino de Joshlin. "No encuentro justificación para una condena menor a la pena más severa que puedo imponer", afirmó el juez durante la lectura del fallo, que duró más de una hora.
Además de la cadena perpetua por trata de seres humanos, Smith y sus cómplices deberán cumplir diez años adicionales por el delito de secuestro. Los tres serán inscritos en el registro nacional de protección infantil, una medida estándar en casos de delitos contra menores.
En el juicio, que comenzó en marzo, testificaron la maestra de la niña y un líder religioso local, quienes declararon que Smith ya había manifestado en 2023 su intención de entregar a su hija a cambio de dinero. Las autoridades no han revelado la identidad del comprador ni el destino final de la menor.
El caso de Joshlin ha resaltado la creciente problemática de los secuestros en Sudáfrica, un país con altas tasas de criminalidad. El secuestro de niños, en particular, ha experimentado un aumento preocupante. Aunque no se ha confirmado en este caso, las autoridades reconocen la persistencia de la trata con fines rituales o supersticiosos en ciertas áreas.
El Ministerio de Seguridad ofreció una recompensa de un millón de rands (unos 50.000 euros) por información que llevara al paradero de la niña, pero a pesar de los esfuerzos y la movilización ciudadana, no ha habido avances significativos.
Mientras la investigación policial continúa, la sentencia sienta un precedente judicial en un país donde muchas desapariciones infantiles quedan sin resolver. El juicio contra Racquel Smith fue seguido de cerca por los medios y organizaciones de protección infantil. El rostro de Joshlin, que se convirtió en un símbolo de la búsqueda, ahora está asociado a una de las historias más impactantes del año en Sudáfrica.
