Juan Diego, sostiene el relato eclesiástico, dejó caer ante Fray Juan de Zumárraga las rosas de Castilla que había cortado en lo alto del cerro del Tepeyac, y en su ropa apareció la efigie mariana a la que el Museo Nacional del Prado ahora dedica una exposición.
Tan lejos, tan cerca; Guadalupe de México en España se titula la muestra, a inaugurarse este martes 10 de junio en la importante pinacoteca madrileña, con alrededor de 70 piezas sobre esta estampa difundida masivamente entre 1650 y 1790, la cual se consideró una prueba del "favor divino" hacia los habitantes de la Nueva España.
"No hay otra imagen más reproducida que Guadalupe de México, quizás, en ese momento", afirma en entrevista la historiadora del arte Paula Mues Orts, curadora de la exposición junto a su colega Jaime Cuadriello.
"Es una imagen globalizada, de las primeras, y quizás ahora la más globalizada, que marcó y abrió fronteras", agrega el cocurador, también historiador del arte y académico del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM.
Y es que aunque en el imaginario nacional el fenómeno devocional hacia la Guadalupana pareciera algo mexicanísimo, lo cierto es que también llegaría a ser un símbolo religioso clave en España, Italia y hasta en Filipinas, precisamente a partir de las numerosas copias de este "icono revelado" realizadas por artistas novohispanos.
"Al ser una imagen que tiene este estatuto de imagen sagrada, aparecida, no hecha por manos humanas, entonces los artistas lo que hacen es copiar exactamente la Virgen para que se conserve esta parte sacra, decían", explica Mues Orts, especialista de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del INAH, quien impartirá la conferencia "Única efigie, retratos múltiples. Guadalupe de México y sus copias", a las 18:30 en el Auditorio del recinto madrileño, como parte de la apertura de la muestra.
Pero también hay otra serie de obras con un carácter más narrativo que sirvieron para difundir y establecer la leyenda de la aparición mariana, "que explican, justamente, cómo se operó ese milagro", resalta la historiadora del arte.
Si bien algunas cuantas piezas de la exposición proceden de México, la mayoría son parte del propio patrimonio español, con la intención de mostrar el alcance de esta circulación guadalupana en aquella región; "vienen de museos, de iglesias, de colegiatas, de algunas fundaciones y de manos de coleccionistas", ilustra Mues Orts.
"Tenemos algunas imágenes de colecciones privadas que se van a ver por primera vez o que han estado publicadas en algunos libros, pero que no se han visto en exposiciones", destaca.
Pinturas, esculturas -un par de ellas en marfil-, estampas e incluso un retablo, son algunas de las piezas que los especialistas mexicanos identificaron y reunieron a lo largo de 2 años de trabajo.
"Sin duda, lo más conmovedor será ver que hay obras de tal antigüedad o de tal calidad artística que ni siquiera en México tenemos", apunta Cuadriello, quien además dirige la atención a las diferentes formas de apropiación de la Guadalupana dentro de España.
"No es lo mismo en Cantabria, en el norte, donde es más bien una imagen de élite, de poder de los enriquecidos indianos, que en Andalucía, donde fue un culto ligado al comercio y a los mercantes, mucho más popular y arraigada en la Corte misma, donde estaban los funcionarios, en Castilla.
"Todos estos matices también son los que vamos a ver", comparte el académico del IIE.
La manera en la que los artistas de la época acometieron la importante tarea de copia e interpretación de la Virgen de Guadalupe es algo en lo que también han querido enfocarse los curadores.
"Muchas veces encontramos en las imágenes estas inscripciones que dicen: 'Se copió con los mismos números de rayos y estrellas'", refiere Mues Orts.
La exposición permanecerá abierta hasta el 14 de septiembre, y a través de las redes sociales del recinto -@museodelprado en X- se podrá visitar virtualmente.