AGUILILLA, MICHOACÁN.— La tranquilidad de la Tierra Caliente se vio brutalmente interrumpida por un acto de violencia fratricida al interior de un cuartel en construcción de la Guardia Nacional en Aguililla. Un agente, sumido en un aparente estado de alteración, desató una ráfaga de fuego con su arma de cargo contra sus propios compañeros, dejando un saldo de dos muertos y dos heridos de gravedad.
El infierno se desató la tarde de este sábado. Según los primeros reportes de la Fiscalía General del Estado (FGE), el uniformado —cuya identidad permanece oculta bajo el velo oficial— intentó abandonar armado el perímetro del futuro complejo militar, ubicado en el poblado de Tepalcuatitla (La Higuera de la Virgen). Se presume que el atacante se encontraba bajo los efectos de alguna sustancia, lo que magnificó la tragedia.
Cuando el personal intentó frenar su peligrosa salida, la reacción fue la furia desmedida. El agente abrió fuego a quemarropa contra cuatro de sus camaradas. Dos cayeron fulminados en el acto, víctimas de la locura que se apoderó de su compañero. Otros dos resultaron con heridas críticas, luchando ahora por su vida en el Hospital Militar de la 43 Zona Militar, en Apatzingán, a donde fueron trasladados de urgencia en un helicóptero.
En medio del caos y el horror, el agresor fue finalmente sometido y arrestado. Las autoridades han optado por el hermetismo, reservando la identidad tanto del atacante como de sus cuatro víctimas, añadiendo un doloroso manto de misterio a este trágico suceso.
Durante la noche, el cuartel, que prometía ser un bastión de seguridad, se convirtió en una escena de crimen. Personal de la FGE acordonó el área para realizar las diligencias periciales, buscando respuestas en el lugar donde la lealtad y el compañerismo se rompieron a balazos. La Guardia Nacional, en una región ya golpeada por la violencia del crimen organizado, enfrenta ahora la dolorosa crisis de la violencia interna.







