El fundador y director del Instituto Mexicano de Otología y Neurotología (IMON), Gonzalo Corvera Behar, informó que ya se empezó a utilizar la inteligencia artificial (IA) en las investigaciones para hacer más nítida y agradable la escucha para las personas que sufren de pérdida del oído y usan auxiliares auditivos.
Inclusive, destacó, en el mercado ya hay audífonos inteligentes y en el caso de los implantes cocleares, los estudios están avanzando bastante.
Esos auxiliares amplifican el sonido, aunque esa función no resuelve el problema de la persona que los usa; ayudan, hacen que se perciban sonidos, pero éstos se mezclan con los ruidos y no se escucha de forma clara la voz. Hay que enseñar al dispositivo a destacarla. La IA se usa para generar los algoritmos que van a permitir al aparato saber qué es ruido y qué es voz, precisó.
“No es que el aparato utilice inteligencia artificial de manera continua, porque eso tomaría demasiado tiempo y debe funcionar de forma instantánea. Si se tarda más de tres milisegundos en procesar el sonido, el paciente no tendrá la sensación de oír de manera natural, oirá con eco. La pérdida de audición nunca es pareja, o sea, se van acabando más unas frecuencias que otras y si las que están bien escuchan antes de las que están mal, suenan como eco y es desagradable”, explicó.
Corvera Behar dijo que, en el caso de los implantes cocleares, se va avanzando, aunque estamos atorados en saber cuál es la forma óptima de crear la interfase entre éstos y el nervio auditivo, es decir, cuál es el procesamiento digital que debe hacer el oído artificial para pasar la señal al nervio.
El estudio consiste en conectar a los pacientes implantados a una computadora mediante la cual se obtiene un montón de parámetros que es posible cambiar y ver la ganancia. Indagamos sobre el que es ideal modificar en cada persona, sostuvo.
Lo que se busca es que el aparato pueda saber a qué le queremos hacer caso, que amplifique la voz de la persona con quien se platica, borre la de las que están alrededor; por ejemplo, en un restaurante, que sepa a qué le prestamos atención y sólo escuchar eso. Pareciera de ciencia ficción, pero ya hay algunos sistemas experimentales que están logrando hacerlo. Se trata de leer la mente con el fin de ajustar el dispositivo. Sin embargo, esto no va a llegar el año que entra, destacó.
Al referirse al tinnitus, explicó que hay varias estrategias para disminuir esa afección. Una es el enmascaramiento, en la que podemos usar la IA para determinar cuáles son los parámetros más útiles. En este problema más bien nos enfocamos en medidas que pueden parecer sicológicas, pues se trata de una respuesta del cerebro: ante la falta de sonido que viene de alrededor, ese órgano aplica sus ruidos propios.
Para las personas que empiezan a perder la audición, recomendó hacer su revisión anual, porque la única forma de que podamos darles la mejor tecnología es revaluando su caso. Vale la pena mantener nuestra capacidad de comunicarnos con otras personas.
Aseguró que está clarísima la relación entre sordera y demencia. Si alguien sufre pérdida auditiva superficial a los 50 o 60 años, 15 o 20 años después tiene el doble de posibilidades de padecerla; si es de grado medio, el riesgo es triple, y si es severo tiene cinco veces más probabilidades de sufrir esa condición.
Corvera concluyó: uno de los factores que causan ese daño es que la gente que no oye se va aislando, no participa en la conversación, por lo que su mente está menos activa.
Otro es que la persona todo el tiempo está haciendo un gran esfuerzo para escuchar lo que los demás dicen, por lo que está bajo un estado de estrés y éste provoca la menor regeneración de las células nerviosas.