El 2 de julio regresa a la pantalla grande la saga de dinosaurios más famosa del cine no como una nueva versión, sino una continuación con un nuevo enfoque para la franquicia, protagonizada por Scarlett Johansson, Jonathan Bailey, Rupert Friend, Mahershala Ali y Manuel García Rulfo en una misión dirigida por Gareth Edwards, un cineasta con historial en el manejo de monstruos colosales.
Para Jonathan Bailey, conocido por Brigerton y Wicked, es sueño vuelto realidad interpretar al doctor Henry Loomis, el paleontólogo de turno que tiene la misión de identificar y recolectar ADN de las tres especies de dinosaurios más grandes para desarrollar un medicamento para el corazón que salvaría muchas vidas.
“Estar en Jurassic es una cosa, y poder interpretar a un paleontólogo es otra; Sam Neill fue mi héroe en mi infancia y dar vida a un paleontólogo es acceder a una pasión y argumentos académicos”, compartió Jonathan sobre lo que significa para él tomar el lugar del experto en dinosaurios, así como lo hizo Sam Neil con su Alan Grant desde la primera película de la saga.
Para Bailey la combinación de pasión por los seres vivos, en especial los antiguos y el sustento científico hipotético que caracteriza a la saga Jurásica es lo que hace a Jurassic Park mantenerse vigente y traspasar generaciones. En la nueva película se retoma la admiración por estos animales que estaban extintos, una esencia que planteó Spielberg en 1993.
Desde la novela original de Michael Crichton, la saga se ha caracterizado por tener antagonistas humanos cuyas intenciones son peores que las de los dinosaurios carnívoros que solo siguen sus instintos.
Rupert Friend, quien interpreta a Martin Krebs, el representante de la empresa farmacéutica responsable en la misión en la película y antagonista, coincide con la idea de que Jurassic World Renace es una historia en la que el monstruo no necesariamente es la criatura.
“Es una observación súper interesante, esta idea de: ¿solo porque podemos, deberíamos? Creo que mi personaje representa este cuestionamiento de si es para el bien del mundo o es por el dinero”, comentó Rupert.
El actor conocido por Orgullo y prejuicio adelantó que en Jurassic World Renace han llevado al siguiente paso de evolución el dilema que alguna vez dijo el doctor Ian Malcolm: “Se preocuparon tanto en si podían hacerlo que no pensaron en si debían hacerlo”.
Más allá de los fines mercantiles y de venta de juguetes que generan las películas de dinosaurios, la entrega anterior, Jurassic World Dominio, representaba un cierre para la saga, trayendo de vuelta a los protagonistas originales y combinando acción con nostalgia con todos sus recursos sobre la mesa sin importar las críticas que recibió por la calidad de la historia.
“Por supuesto que lo necesitábamos, es Jurassic Park, si no estuviera en la película, estaría muy emocionado para ir y verla. Creo que es una franquicia increíble por cómo mezcla el mundo natural con el científico, nuestro mundo y un posible mundo distópico en el futuro —declaró Jonathan Bailey al cuestionarle por qué era necesaria una nueva entrega, confirmó—: es emocionante, es divertida, es un mundo reinventado por el brillante director Gareth Edwards y todo su equipo”.
Por su parte, Rupert Friend apostó por el corazón de la película y su valor de mostrar los avances tecnológicos en el cine: “Creo que el argumento es fascinante; cada vez que tenemos un filme de Jurassic Park, tienen la oportunidad de mostrar a las audiencias lo que es posible hacer en el cine”, expresó, haciendo énfasis al avance tecnológico que representó la saga dentro del cine y efectos especiales como pionera en combinar efectos prácticos con digitales.
El director de Monsters (2010), Godzilla (2014), Rogue One: una historia de Star Wars (2016) y The Creator (2023), es conocido por su atención en los efectos especiales y en reflejar la dimensión de las criaturas en sus películas.