Madrid.- El oboísta Nedley Robles (Oaxaca, 2004) logró ser reconocido como el mejor alumno de la Cátedra de Oboe Fundación Damm de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, en Madrid, donde cursa la licenciatura.

"Cuando me dijeron que había ganado, no me lo creía. Es un doble reconocimiento porque también me otorgaron el premio al mejor ensamble de música de cámara, con el Ensemble Cassadó. Me da muchísima motivación", comparte Robles.

Hace unos días, el joven músico recibió el reconocimiento de manos de la Reina Sofía en la capital española.

La historia de su viaje musical comienza en la capital oaxaqueña, cuando tenía 6 años y sus padres, sin formación musical, pero atentos a su inquietud rítmica con cucharas, ollas y sartenes, lo inscribieron en una pequeña orquesta infantil a dos cuadras de su casa, la Orquesta Infantil y Juvenil Libertad.

Allí empezó con el clarinete requinto, más pequeño y agudo que el estándar, y poco común en las orquestas sinfónicas. Hasta que un día, su maestro le dijo: "Ya me cansé de escribirte (arreglos), vas a tocar el oboe, aquí hace falta y nadie lo toca".

"No sabía ni qué era un oboe y me puse a llorar", recuerda, entre risas. Lo que comenzó como una imposición, se convirtió en su vocación.

Aprendió a fabricar sus propias cañas con videos en YouTube, por la falta de maestros en Oaxaca, ingresó al Centro de Iniciación Musical de Oaxaca (CIMO) y luego a la Facultad de Música de la UNAM (FAM), donde estudió el propedéutico y fue invitado a colaborar con la Orquesta Juvenil Eduardo Mata.

"Estudiar oboe en Oaxaca es muy complicado. No hay profesores", explica. Cuando ingresó al CIMO, sólo había un profesor de oboe que venía de Veracruz y tocaba con la Sinfónica de Oaxaca, pero al cabo de un mes se fue. Quedó entonces bajo la tutela de una flautista.

"La técnica la aprendí tocando en bandas de música, tocando mucho en la banda de la misma escuela, participamos mucho en conciertos en la ciudad", explica.

Una figura clave en su trayectoria ha sido Rubén Luengas, director de Pasatono Orquesta Mexicana, quien lo impulsó a audicionar en la Ciudad de México con el principal oboísta de la Sinfónica Nacional, Alejandro Tello, y por conducto suyo ingresó al propedéutico de la FAM.

Era un niño de solo 12 años cuando Robles viajó a Washington con Pasatono para ofrecer un concierto en el Smithsonian American Art Museum en el marco de la exposición Tamayo: The New York Years (REFORMA/1/12/2017).

"Rubén fue quien me hizo ver que podía ser músico profesional. Es una figura importantísima para mí. Me conectó con gente, me abrió puertas, me dio visión", dice con enorme gratitud el joven músico, quien sigue ligado a Pasatono.

El salto a Europa llegó antes de lo previsto. En 2023, tras obtener el segundo lugar en un concurso en la FAM, fue invitado personalmente a audicionar en la Escuela Superior de Música Reina Sofía.

A pesar de llegar con un oboe de estudiante, financiado por el pintor oaxaqueño Sergio Hernández, su mecenas, fue aceptado.

"Me dijeron: '¿Cómo puedes tocar así con ese instrumento?'", cuenta divertido. Hoy, gracias nuevamente al apoyo de Hernández, toca un oboe profesional marca Lorée, recomendado por su profesor Víctor Anchel.

Estudiar en la Reina Sofía, institución de prestigio internacional, le ha permitido perfeccionarse y aspirar a orquestas europeas de alto nivel.

"Mi meta es entrar a una orquesta profesional en Europa. Aquí he aprendido que no basta con tocar bien, también hay que compartir tu trabajo, que te conozcan", dice Nedley, cuyo nombre en zapoteca, significa "Tú y yo".

Robles también ha abierto brecha para su familia: su hermano Osvaldo estudia violonchelo en la Orquesta Escuela Carlos Chávez y su hermana menor comienza con el violín.

"Mis padres, sin ser músicos, han formado músicos. Han repetido ahora con mis hermanos ese esfuerzo de llevarnos a clases".

Con dos años aún para concluir sus estudios en Madrid, Nedley Robles es una promesa del oboe en el mundo.