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    Publicado el 13 de junio de 2025

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    Presumieron Acueducto, ¡pero no hay agua!

    Mil millones de pesos costó el proyecto hidráulico para acabar, según prometieron, con la escasez del vital líquido en Centro, pero la gente sobrevive en la colonias céntricas con pipas y garrafones

    TABASCO. Inaugurados hace cuatro meses con 'bombo y platillo', como parte de un proyecto hidráulico diseñado para acabar, según el compromiso oficial, con la carencia de agua potable en el municipio de Centro, el Acueducto Usumacinta y la Potabilizadora Carrizal II siguen sin cumplir las expectativas.


    Ambas obras que tuvieron un costo cercano a los 1 mil millones de pesos, fueron entregadas por la propia presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, pero lejos de lo que se prometió, el desabasto del vital líquido continúa representando una de las principales quejas en colonias de Villahermosa, como la 18 de Marzo y Punta Brava, que en plena temporada de temperaturas extremas claman por un servicio regular de agua.


    Esta paradoja evidencia la crisis hídrica que se arrastra desde hace décadas, principalmente en zonas altas, que dependen del buen funcionamiento de bombas que impulsen la presión del agua hasta las llaves de los hogares.


    La problemática se agrava por las deterioradas tuberías por donde no sólo se fuga el agua, sino también la calidad de vida de sus habitantes, quienes acusan que dicho proyecto no es en sí un fracaso, pero sí carece de integridad, esto es, admiten, que el agua “sí llega, pero no sube”.


    Las obras forman parte del Plan Municipal de Desarrollo 2021 - 2024, un documento en el que se expone que, derivado de los altos niveles de turbiedad en el río Grijalva de octubre de 2021 a mayo de 2023, se registraron 19 paros por picos de turbiedad en la planta potabilizadora Villahermosa.


    Reconoce además la insuficiencia de agua en 17 rancherías y 7 colonias de Centro, donde se ha generado un crecimiento urbano que demanda el suministro de agua para uso doméstico y comercial; a la par, se plantea que de octubre de 2021 a mayo de 2023, en esos sectores subsistieron con el suministro de 6 mil viajes de pipas de agua. 


    LUCHAN POR CADA GOTA


    En la colonia 18 de Marzo, la situación es crítica. Isidra Hernández Díaz, delegada de la colonia, no sólo confirma la grave escasez, sino que también pone en números la magnitud del problema: más de 200 casas sin agua en su sector.


    Ella recuerda cómo hace tres sexenios una bomba que abastecía la zona fue eliminada, lo que explica la actual baja presión. La delegada gestiona la llegada de pipas dos veces por semana, pero admite que no son suficientes, ya que sus viajes y capacidades son limitados, y la respuesta del Sistema de Agua y Saneamiento (SAS) es que "tienen otros lugares donde repartir".


    De acuerdo con Isidra Hernández, las calles más afectadas son Noé de la Flor Casanova, a la altura de la abarrotera Monterrey, hasta la calle Reynalda Hernández, y las cerradas de Guarumo. 


    Residentes como Josefina López Patricio, con más de medio siglo en la colonia, viven con la norma de la falta de agua prolongada por días. Las pipas, en lugar de ser una solución, generan conflictos y sospechas de corrupción en su distribución.


    Josefina y otros vecinos se ven obligados a comprar garrafones de agua para beber, bañarse y las tareas del hogar, lo que implica un gasto constante. La limpieza se vuelve un desafío, con trastes sucios almacenados por días. La resignación es palpable: "pues ya ni modo, qué le vamos a hacer, así nos tocó".


    Las promesas de solución, que datan de más de treinta años atrás, han generado una profunda desconfianza en las autoridades.


    María Guadalupe Jerónimo Rodríguez vive en la 2a. Cerrada de Guarumo, y narra que la problemática en su colonia lleva unos 20 años. Pese a que el agua "llega poquita" a su casa, el fondo de su callejón sigue dependiendo de las pipas. Su familia de 10 personas gasta hasta 300 pesos diarios en agua, más del salario mínimo, solo para las necesidades básicas de higiene.


    La situación la describe como "desesperante, incluso depresiva", recordando el sufrimiento de su madre, con discapacidad motriz ya fallecida, quien, aunque acostumbrada a la falta de agua, sus últimos años fueron un sufrimiento.


    “Era una señora que le gustaba estar bien bañadita, y aparte sus necesidades para ir al baño (…) a veces se enfermaba y había que estarla llevando al baño y ahí necesitábamos agua”, recuerda consternada. 


    Con los años, tanto ella como Isidra Hernández, identifican la mala calidad de las tuberías como un factor clave en el desperdicio y la baja presión, con fugas que provocan socavones y reparaciones que tardan meses.


    BOMBAS DÉBILES Y COBROS INDEBIDOS


    En la colonia Punta Brava, el delegado Pedro de la Rosa Mendoza, ratifica que es la zona elevada de la colonia la que dependen por completo del buen funcionamiento del agua, quienes aprovechan el horario restringido de 6 de la mañana a 2 de la tarde, y posteriormente, de 4 de la tarde a 9 de la noche.


    Sin embargo, los apagones eléctricos provocados por las altas temperaturas de la entidad, les afectan directamente esta funcionalidad, dejando, de acuerdo con el delegado, al menos veinte casas sin agua, de calles como Mario Trujillo, Antonio Campo y Méndez.


    Aunque al momento de la entrevista con Pedro de la Rosa, habitantes de la colonia corroboraron el suministro correcto del agua, dándole la razón al delegado, cuando la bomba falla, la vida se vuelve insufrible en una urbe con climas extremos como la ciudad de Villahermosa.


    Eso relataron días atrás testimonios a los que tuvo acceso Sintexto, cuando aseguraron haber pasado al menos tres semanas sin el vital líquido.


    La realidad para María Lourdes García Martínez, quien ha vivido en Punta Brava por treinta años, en la zona alta de la calle Gregorio Méndez Magaña, es que "rara es la vez que hay agua". Aunque no cuenta con el servicio, debe pagar más de 800 pesos bimestrales. Su familia de cinco personas también gasta 300 pesos diarios en la compra de hasta diez garrafones para el aseo del hogar.


    La reutilización del agua es una práctica forzosa. Al momento de la entrevista, llevaban tres semanas sin una gota de agua.


    Gloria López Jiménez, vecina de doña María, corrobora las tres semanas sin agua y describe la dificultad de su situación: con una mano amputada, debe trasladarse hasta la delegación para rellenar sus recipientes. La ausencia de pipas en este lapso, sin explicación alguna, agrava el panorama.


    “Esta situación la sentimos dura, porque vivimos con agua nada más, sin agua no podemos hacer nada”, expresa. 


    Ella a veces también tiene que recurrir a la compra de agua del expendio, pero tratan de hacerlo poco. Por su economía, a veces solo compran 20 o 10 pesos, lo que a su vez la ha llevado a cambiar sus hábitos. “Procuramos no echarnos mucho jabón porque no hay agua, para refrescarnos nada más”.


    La entrevista transcurre el día en que Villahermosa se encontraba a casi 40 grados, pero con una sensación térmica de 50, en su segunda onda de calor, y doña Gloria recuerda con malos sentimientos como desde hace dos días, por la madrugada, se despierta alterada de la presión, sospechando que pueda tratarse de golpes de calor.


    “Yo dije, a lo mejor ya llegó mi hora. Lo que hice nada más, es salir a sentarme, porque no hay agua para bañarse”, así que decidió salir a la oscuridad del callejón y desde la puerta se paró. “Dios mío, que venga el aire para que me sople, y vino el aire fuerte y empecé a contar todo mi cuerpo hasta que me sentí relajada”, recuerda un tanto alarmada. 


    En su baño cuenta con tres recipientes de agua, dos grandes y una cubeta, todos están vacíos. Afuera tiene otros dos más en las mismas condiciones, además de dos garrafones sin agua mientras los trastes están a la espera de poder ser lavados cerca de la cocina.


    Lo anterior demuestra que a pesar de la inversión y la reciente inauguración de infraestructura clave, la realidad es que el agua sigue siendo un lujo inalcanzable para muchas familias tabasqueñas. La insuficiencia de las pipas, la infraestructura obsoleta y dañada, las promesas incumplidas y la falta de soluciones efectivas, se traducen en un alto costo económico y emocional para los ciudadanos.

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    #Tabasco#Noticias#2025
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