Se dice que los colibríes no dejan de aletear porque parecen incansables, suspendidos en el aire como si flotaran en un sueño eterno. Pero, ¿qué tan cierta es esta creencia? Estas pequeñas aves también descansan, de acuerdo a especialistas.
Existe un gran mito sobre los colibríes, sugiriendo que nunca dejan de mover sus alas. Sin embargo, los colibríes sí descansan y lo hacen principalmente al anochecer. Suelen buscar un lugar tranquilo al caer la tarde para reponer sus energías y estar listos para volar al amanecer.
Durante el día, están sumamente activos, sobre todo en horas tempranas y antes del atardecer aprovechan para alimentarse del polen de las flores. Si quieres que te visiten en casa, no dudes en tener plantas en tu jardín o en las ventanas para alimentarlos sin químicos.
A pesar de la energía constante de los colibríes, al descansar prefieren hacerlo en soledad. Es común verlos en ramas, donde permanecen perfectamente quietos y encorvados, adoptando una posición que los hace pasar desapercibidos frente a los posibles depredadores.
Aunque parezcan frágiles y tiernos, estas pequeñas aves no acostumbran dormir acompañadas. Suelen escoger un lugar protegido y aislado, generalmente oculto entre las hojas, para evitar cualquier amenaza nocturna. Al descansar en ramas, permanecen tan inmóviles que pueden confundirse fácilmente con hojas o pequeños frutos.
Cuando el colibrí está agotado o el clima es frío, entra en un estado llamado letargo. Durante este período, la temperatura corporal del colibrí disminuye considerablemente, reduciendo también su ritmo cardíaco para conservar la energía. ¡Sí, es como si invernaran!
Identificar si un colibrí está en letargo es sencillo si observas ciertos detalles. Un colibrí en letargo presenta una postura muy específica: luce rígido, con su pico apuntando hacia arriba, y su respiración es extremadamente lenta, casi imperceptible.
Al encontrarse en este estado, la pequeña ave parece estar "apagada", dejando por completo de aletear, demostrando así que sí pueden descansar sin estar en movimiento constante. Esto rompe definitivamente con el mito popular sobre su incapacidad de dejar de mover sus alas.
Por lo tanto, si notas a un colibrí inmóvil, rígido y aparentemente dormido en plena luz del día, probablemente está experimentando el estado de letargo. ¡No lo toques! Este proceso permite que los colibríes conserven su energía vital periodos difíciles, especialmente en condiciones extremas.