CHIAPAS. La crisis sanitaria en el sureste mexicano por la presencia del gusano barrenador, es la premisa de los últimos siete meses en el país. En Chiapas, la situación no es diferente, los poco más de dos mil casos registrados indican un problema de salud pública. Se sabía de la situación desde hace un año y medio, por lo que no los tomó por sorpresa.
Luego de tres décadas de haber erradicado del país a esta mosca, en noviembre del año pasado, se dio la alerta del primer caso que cruzó barreras desde Panamá hasta Chiapas.
Este problema de carácter nacional e internacional ha sacudido a las autoridades mexicanas y norteamericanas, reconoció Gerardo Gleason Caram, ganadero de la Costa de Chiapas, ya que, como exportadores de bovinos, se enteraron que, desde 2023 se empezaron a reportar casos de esta plaga en Centroamérica.
Ante la anuencia y negligencia de quienes toman las decisiones, esta llegó a Chiapas y se expandió por varias entidades del país.
Al cuestionarle si Chiapas fue tomado por sorpresa ante el arribo del gusano barrenador a la entidad, el líder ganadero dijo que no, ya que desde año y medio antes de que se presentara el primer caso en Catazajá, ya se sabía que en cualquier momento podía presentarse un caso en el estado.
“Sí, se supo desde un año y medio más o menos, porque la barrera sanitaria que se tenía era hasta Panamá ¿Y no sé qué pasó? No sé cuál fue el motivo del chiste, que la mosca brinca esa barrera y se vino de país en país, desde Panamá hacia Nicaragua, El Salvador, Guatemala, hasta llegar a nuestro país, si se tuvo la verdad, con mi punto de vista, la oportunidad de poder prevenirnos”.
“Si nosotros como productores hacemos nuestro trabajo de reportar; yo sé que muchos tienen temor (los productores), porque se ha dicho que es la cuarentena (quedando su ganado varado un tiempo de 40 días de observación) y no es así, el reporte se hace para que puedan atender y la atención es gratuita”.
Además, dijo que hay productores que no han reportado a sus animales enfermos, porque temen que sean sacrificados, pero si están curándolos y eso ayuda a que bajen los casos y la proliferación de la mosca en la región.
“Efectivamente, si uno como productor no cura la herida o no atiendes al animal, el gusano se va a comer al animal, y va a llegar un momento que se va a morir; pero sí lo haces, si haces tu trabajo de curar la herida y ocupar el producto adecuado sin problema, lo curas y bueno, aquí la intención es que, como productores curemos”.
Las verificaciones federales de los animales cada vez son más estrictas en los municipios de Catazajá, Las Margaritas y en Huixtla; en estos últimos meses se abrió un puesto más en Calera, Arriaga, en donde monitorean el paso para que no haya casos en el estado de Oaxaca.