TABASCO. Ni las veladoras, ni las victorias de último momento, ni el recuerdo de glorias pasadas pudieron salvar a los Olmecas de Tabasco. La franquicia, hundida en una preocupante inercia negativa, volvió a quedar fuera de los playoffs por segundo año consecutivo, esta vez con un panorama aún más desolador: partidos en el Parque Centenario 27 de Febrero con gradas vacías, aficionados resignados y una directiva encabezada por el empresario Daniel Gómez que no logra enderezar el rumbo.
El equipo terminó la temporada regular con marca de 42 ganados y 50 perdidos (.457 de porcentaje), idéntico récord que los Leones de Yucatán. Sin embargo, el dominio de los melenudos en los enfrentamientos directos (5-4) los dejó con el último boleto de la Zona Sur, condenando a los tabasqueños a un nuevo fracaso.
Paradójicamente, el cierre de campaña incluyó una serie ganada en Veracruz ante El Águila (2-1), culminada con una contundente victoria de 8-1 en el tercer juego. Ian Kahaloa, abridor hawaiano, brilló con seis entradas de dos hits, una base por bolas y seis ponches. Pero todo ese esfuerzo llegó tarde: el boleto a la postemporada ya estaba condicionado a una derrota de los Leones, algo que no ocurrió porque los yucatecos barrieron a los Tigres de Quintana Roo en Cancún, coronando la serie con un 11-2 demoledor.
El golpe letal para las aspiraciones de los Olmecas no fue la última jornada, sino el segundo partido de la serie en Veracruz. Ahí, con el boleto a playoffs prácticamente en sus manos, la derrota dejó en evidencia decisiones cuestionables desde el banquillo y, sobre todo, la falta de visión estratégica desde la oficina principal. El mánager Mario Iván Santana modificó la rotación inicial, colocando al cubano Yoennis Yera en el segundo juego y relegando a Kahaloa al tercero, movida que no dio resultados: Yera apenas duró tres entradas, recibiendo seis hits y tres carreras.
Pero más allá de un mal pitcheo ocasional o un ajuste de alineación fallido, el problema parece más profundo. Desde que Daniel Gómez tomó las riendas administrativas, el equipo ha mostrado una preocupante desconexión con su afición: promociones escasas, comunicación deficiente y una gestión deportiva incapaz de retener el nivel competitivo que dejó Pedro Meré Cárdenas, mánager que llevó al club a tres postemporadas seguidas (2021, 2022 y 2023) como sublíder de la Zona Sur.
El Parque Centenario, alguna vez un hervidero en noches de playoffs, hoy luce butacas vacías y un ambiente frío, reflejo del desencanto. Los aficionados se preguntan qué vendrá en 2026, porque para 2025 ya no hay calendario ni esperanzas. Los números negativos son el espejo de un proyecto que, bajo la dirección actual, no ha encontrado rumbo ni identidad.
El final de la Temporada del Centenario de la LMB para los Olmecas no fue sólo una eliminación más: fue la confirmación de que el béisbol en Tabasco vive uno de sus momentos más frágiles en años recientes.