En una época de incertidumbre para los connacionales en Estados Unidos, Isaac Hernández (Guadalajara, 1990) logró algo poco probable: convertir uno de los escenarios culturales más elitistas de ese país en un espacio de encuentro y representación para la comunidad mexicana.
El 25 de junio pasado, durante la noche de su debut como primer bailarín del American Ballet Theatre (ABT) en la Metropolitan Opera House (MET), el tapatío no sólo hizo historia al convertirse en el primer mexicano en alcanzar ese puesto, sino que también provocó que decenas de familias migrantes se acercaran por primera vez a la danza clásica.
"No es cualquier cosa llegar como el primer mexicano a este gran escenario. Creo que los tiempos que estamos viviendo, con una narrativa muy determinada hacia los mexicanos, particularmente en Estados Unidos, me hace sentir muy orgulloso de poder haber logrado algo tan importante para nuestro país.
"Una de las cosas más emotivas fue salir del stage door al final de la función y encontrarme a grupos enormes de familias enteras de mexicanos que viven en la ciudad pero que por primera vez se acercaban al teatro y al ballet (...) Eso es importantísimo y creo que no tiene precio", contó el bailarín vía telefónica desde Nueva York.
Hernández subió al escenario para interpretar el papel de Albrecht en Giselle, junto a la primera bailarina Isabella Boylston, un momento que va más allá de un logro personal.
"Creo que hay que entender que es importante la representación en estos grandes escenarios, que las comunidades se sientan recibidas en contextos como éste", añadió el primer mexicano en ganar el Benois de la Danse en 2018, y exprimer bailarín del San Francisco Ballet y el English National Ballet de Londres.
Para Hernández, esta presentación fue una síntesis de todo lo que ha defendido desde el inicio de su carrera: disciplina, inclusión y ejemplo.
"No hablo mucho de política, pero me parece fundamental que las nuevas generaciones de jóvenes mexicanos y latinos vean que sus sueños no tienen por qué limitarse por las circunstancias. Eso lo he dicho desde niño: hay que luchar por construir nuestros sueños, por grandes que parezcan", afirmó.
"Fue como si los últimos 35 años de mi vida me hubieran estado preparando para ese instante".
Un instante que estuvo a punto de no ocurrir.
Poco más de un mes antes del debut, sufrió la ruptura del ligamento del pulgar derecho durante una gira con el ABT, pero una operación urgente en Los Ángeles y un proceso intensivo de recuperación lo llevaron a desafiar el pronóstico médico.
"Luché por este debut. Mis compañeros y los médicos de la compañía me decían que pospusiera mi debut hacia el próximo año, pero para mí era algo muy significativo. Yo nunca he sido una persona pasiva en ese sentido y obviamente con responsabilidad y con muchísimo cuidado me dediqué a hacer todo lo posible por llegarlo de la mejor manera y dar una interpretación digna de este escenario", narró.
La emoción del momento fue tan fuerte como el peso simbólico de cada paso que dio sobre la duela, recordó.
"Me parece que hay que predicar con el ejemplo, haciendo una gran carrera, dando grandes resultados en el escenario, poniéndome grandes metas y retos, lograrlos y visibilizarlos, que la gente los perciba como tangibles. Eso es algo muy especial y es un privilegio poder estar en una plataforma que me permite de proponer distintas maneras de hacer una interpretación, hacerlo mediante el ejemplo es lo más importante".
Tras Giselle, Hernández continuará la temporada de verano con el ABT.
El miércoles pasado ya protagonizó junto con la primera bailarina Hee Seo el Cuento de invierno, función que repetirá este sábado, mientras que el 14 de julio estelarizará El Lago de los Cisnes, con Catherine Hurlin.
Además, el próximo 30 de agosto regresará al Auditorio Nacional con la decimoprimera edición de Despertares, la gala de danza que ha logrado consolidar como una de las plataformas más importantes del País.
Este año, el programa contará con reconocidos intérpretes como Roberto Bolle y Lil Buck, innovador bailarín de jooking.
"Despertares es mi forma de regresar todo lo que he recibido. De compartir lo mejor del mundo con el público mexicano", explicó.
Sobre el apoyo institucional en México, Hernández es claro: "El motor de Despertares ha sido el público. Sin ellos no existiría. Sin el deseo de comprar un boleto, de vivir esa experiencia conmigo, no sería posible. Por eso me esfuerzo cada año en llevar lo mejor".