TABASCO. En años anteriores los maestros desempeñaban un papel fundamental en la vida de los alumnos, eran vistos como una figura autoritaria y respetada, tanto por estudiantes como por padres de familia.
"Hoy en día ya no se ve al maestro como una autoridad que representa la educación para los niños, se ha perdido el respeto hacia nosotros", admite Graciela Javier García, una educadora con más de 30 años al servicio de la formación de niñas, niños y adolescentes.
Explicó a Sintexto que durante sus inicios, en las zonas rurales se veía un poco más el respeto que en la ciudad, pero al pasar los años todo ha cambiado; "ya no existe ni la comprensión, ahora nos tutean", ironiza.
Sin embargo, otros profesores piensan que esta pérdida de autoridad es culpa de la tecnología, la desintegración familiar y la pérdida de valores en casa, factores que se ven reflejados en la conducta del alumnado.
"Vemos cómo se desenvuelven entre sus compañeros y el tipo de lenguaje que usan o que castigan por sus propias manos y nosotros tratamos de orientarlos e inculcar valores", asevera la maestra Lizbeth Martínez Rodríguez.
Además, para los padres de familia, el respeto que se ha perdido entre alumnos y maestros es debido a que los padres los tienen sobreprotegidos.
"Antes había más rigor y los padres le daban la razón al maestro y ahorita los padres exageran las llamadas de atención hacia los estudiantes", lamenta la señora Alejandra Hernández .
Para ella, la sociedad corrompida y la tecnología son las razones por las cuales se genera un ambiente no tan positivo en las escuelas.
"Del uso de celulares no tienen supervisión por los padres, los niños ven programas inapropiados para su edad y se revelan hacia la personas adultas, no solo a los maestros, si no también para los abuelos", se queja Teresa Pérez Vidal.
Las maestras mencionan que a pesar que ellas refuercen valores, estos se enseñan en casa y es importante el pasar más tiempo con los hijos, "volver a jugar con ellos, sentarse y convivir en familia sin celulares, salir a lugares recreativos, mantener la comunicación y hacer más fuerte la unión", concluyen.