Villahermosa, Tabasco - Martín Alberto Medina Sonda, empresario yucateco sentenciado a 50 años de prisión por el feminicidio de su exesposa, la activista Ema Gabriela Molina Canto, falleció este martes mientras se encontraba recluido en el Centro de Reinserción Social del Estado de Tabasco (CRESET). Aunque las autoridades preliminarmente sugieren un suicidio, se esperan mayores detalles por parte de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
Antecedentes de un caso complejo
Medina Sonda, quien había estado encarcelado desde 2014, cumplía una condena por ser el autor intelectual del feminicidio de Ema Gabriela Molina Canto, ocurrido el 27 de marzo de 2017 en Mérida, Yucatán. La tragedia fue la culminación de años de violencia, acoso y una ardua batalla legal por la custodia de sus tres hijos, la cual Molina Canto había obtenido legalmente tras su divorcio en 2007.
El caso de Medina Sonda también estaba ligado a acusaciones de operaciones con recursos de procedencia ilícita y lavado de dinero. En noviembre de 2007, se le incautó una avioneta con 8 millones de pesos en efectivo, dinero que él reclamó como suyo y que provenía de Tabasco. Sus vínculos con la política tabasqueña y yucateca, incluyendo su sociedad con José Manuel Saiz Pineda, extesorero del gobierno de Andrés Granier, le otorgaron una influencia que, según denuncias, utilizó para actuar impunemente contra su exesposa.
El feminicidio de Ema Gabriela Molina Canto
El asesinato de Ema Molina conmocionó a la sociedad. La activista fue brutalmente apuñalada a las afueras de su domicilio, a pesar de las denuncias previas de violencia y amenazas. Se determinó que el ataque fue planeado desde prisión por Medina Sonda, quien contrató a sicarios para cometer el crimen. Por este feminicidio, también fueron condenados Juan Ramón Moreno Hernández, alias “El Cachorro”, a 35 años de cárcel, así como Óscar y Jonathan, los autores materiales, quienes recibieron sentencias de 46 y 43 años, respectivamente.
La lucha de Ema Gabriela y sus consecuencias
Ema Gabriela Molina Canto, licenciada en Administración de Empresas, dedicó gran parte de su vida a recuperar a sus hijos. En 2012, fue secuestrada por agentes judiciales de Tabasco bajo cargos falsos, golpeada y recluida por cuatro meses, periodo durante el cual sus hijos fueron raptados por Medina Sonda. Su lucha la llevó a plantarse en dos ocasiones frente al presidente Enrique Peña Nieto para exigir apoyo. En 2014, la PGR rescató a los niños y detuvo a Medina Sonda, aunque por acusaciones de corrupción.
La muerte de Medina Sonda revive el caso de Ema Gabriela Molina y pone de manifiesto la complejidad de la violencia de género y la impunidad. Según el Código Penal del Estado de Yucatán, la muerte del sentenciado extingue la acción penal del delito y las acciones impuestas, aunque no la reparación del daño ni el decomiso de bienes relacionados con el crimen. La madre de Ema Molina, Ligia Canto Lugo, obtuvo la custodia de sus tres nietos en mayo de 2022.
El fallecimiento de Medina Sonda cierra un capítulo en uno de los casos de feminicidio más mediáticos en México, que generó incluso recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).