El objeto interestelar 3I/ATLAS, una aparición fantasmal proveniente de los confines de otro sistema solar, ha vuelto a desafiar la comprensión humana. Cuando la comunidad científica se regocijaba por el reciente y tenue descubrimiento de una cola iónica —un hallazgo que ya era un enigma dada la inicial ausencia de la misma—, una nueva y extraña anomalía ha sido detectada en su parte trasera.
Científicos, incluido el reconocido astrónomo de Harvard, Avi Loeb, han bautizado a esta nueva formación como una anticola. Este hallazgo, revelado por la persistente vigilancia de proyectos como el Virtual Telescope Project, añade una capa de misterio a un viajero cósmico que ya se resiste a la clasificación. Las tomas logradas en días recientes, aunque inicialmente tenues, finalmente capturaron esta estructura inusual. "Ahora que el cometa se está desplazando hacia el cielo matutino, su cola, que se encontraba detrás del núcleo vista desde la Tierra en el perihelio, es cada vez más visible", señaló Gianluca Masi, del Virtual Telescope Project, antes de que se confirmara la presencia de esta extraña "anticola".
Pero el verdadero misterio reside en lo que esta nueva cola contiene. El análisis detallado de su composición, que podría definir el origen de 3I/ATLAS y la naturaleza real de su estructura, permanece en la oscuridad. Los datos definitivos solo podrán ser recolectados cuando el objeto se acerque nuevamente a la Tierra.
¿Qué secreto esconde este "capullo de polvo con forma de lágrima" —como lo describió el Telescopio Espacial Hubble— que viaja por una órbita hiperbólica? ¿Qué material de un sistema solar desconocido ha sido forzado a formar esta insólita anomalia? Mientras satélites y rovers de la NASA y la ESA se preparan para una observación sin precedentes, el cometa 3I/ATLAS continúa su silencioso tránsito, llevando consigo un enigma cósmico que, por ahora, se niega a ser revelado.







