El misterio de cómo surgió la vida en la Tierra está un paso más cerca de resolverse gracias a un "regalo" cósmico: el asteroide Bennu. Las muestras de polvo y roca recogidas por la misión OSIRIS-REx en 2023, la mayor traída a la Tierra desde más allá de la Luna, han revelado un tesoro de química prebiótica. Este cuerpo carbonáceo, preservado desde hace unos 4.500 millones de años, es un auténtico "caldo cósmico".
Los análisis no solo confirmaron la presencia de agua, sales, fosfatos y minerales de ambientes acuosos antiguos, sino que desvelaron una lista impresionante de bloques fundamentales de la biología terrestre. Entre ellos se encontraron 14 de los 20 aminoácidos proteicos y las cinco nucleobases clave del ADN y ARN (adenina, timina, citosina, guanina y uracilo).
Pero el hallazgo más curioso y significativo fue la detección de triptófano. Este aminoácido complejo, esencial para la formación de proteínas y precursor de importantes neurotransmisores como la serotonina en la Tierra, nunca antes se había identificado en muestras de meteoritos o asteroides. Su presencia en Bennu es un avance, pues sugiere que las moléculas complejas necesarias para la vida se encontraban en el Universo desde mucho antes de lo que se pensaba, lo que reta los modelos tradicionales sobre el origen de la vida en nuestro planeta. Este asteroide primitivo demuestra que los entornos pequeños y fríos pudieron ser la cuna de una química cada vez más compleja, quizás a través de reacciones en agua salada.







