CHIAPAS, Dos hermanas indígenas permanecen encerradas en condiciones inhumanas, gravemente enfermas y sin acceso a medicamentos, víctimas de la usura y de la complicidad de las autoridades municipales de las Margaritas.
De acuerdo con familiares, Gloria Pérez Velasco solicitó un préstamo de 100 mil pesos al señor Efraín Hernández, quien le impuso un interés del 20%. La deuda, inflada de forma desproporcionada, creció hasta 260 mil pesos. Gloria ofreció pagar 150 mil de inmediato y el resto en 15 días, pero el prestamista rechazó el acuerdo y exigió más. La mujer terminó entregando 300 mil pesos sin recibir comprobante alguno.
Lejos de cerrar el conflicto, el prestamista recurrió al respaldo del Ayuntamiento que encabeza el presidente municipal Bladimir Hernández Álvarez, quien instruyó al comisariado ejidal de Hidalgo a detener y encarcelar a Gloria. Al acudir su hermana María del Carmen para ayudarla, también fue privada de la libertad, sin orden judicial ni explicación alguna.
Ambas padecen diabetes, una enfermedad crónica degenerativa, y en su encierro, no han recibido medicamentos a las horas necesarias ni alimentación adecuada. Sus condiciones se deterioran rápidamente, presentan mareos, visión borrosa y riesgo de hiperglucemia severa, aseguran familiares.
Los familiares han presentado denuncia ante el Ministerio Público y solicitan la intervención urgente de las autoridades estatales, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y de organismos internacionales. El monto exigido para liberarlas asciende ahora a 800 mil pesos, cifra imposible para las familias indígenas de la región.
Esta detención arbitraria, motivada por un conflicto civil, constituye una violación grave a los derechos humanos, al debido proceso y a la dignidad humana. La omisión del Ayuntamiento y el uso de recursos comunitarios para proteger intereses privados muestran un patrón de impunidad que mantiene en riesgo la vida de estas mujeres.
Mientras tanto, el edil Bladimir Hernández Álvarez guarda silencio, olvidando que su deber es proteger a los más vulnerables, no convertirse en instrumento de la usura y del abuso.