Rusia ha condenado enérgicamente un ataque perpetrado por las fuerzas armadas de Estados Unidos el 3 de octubre contra un buque en aguas internacionales cercanas a Venezuela, que presuntamente transportaba drogas ilegales. El incidente, que resultó en la muerte de cuatro personas, ha generado una grave preocupación en Moscú y Caracas sobre una posible escalada de las acciones de Washington en el mar Caribe.
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, conversó telefónicamente con su homólogo venezolano, Yvan Gil, para expresar la condena de Rusia y la solidaridad con Venezuela. Ambos ministros manifestaron su inquietud por las "consecuencias de largo alcance para la región" que podrían derivarse de la intensificación de las acciones estadounidenses.
Washington justificó el ataque acusando al buque de transportar "cantidades sustanciales de narcóticos - con destino a Estados Unidos para envenenar a nuestro pueblo". Sin embargo, Moscú ha planteado dudas sobre la justificación del ataque y ha advertido que "no hay certeza de que Estados Unidos no vaya a vincular de algún modo su guerra declarada contra los cárteles de la droga con la situación en Haití".
Rusia también expresó su preocupación por intentos de interpretar de manera amplia una reciente resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para aumentar el tamaño de una misión internacional de seguridad en Haití, que busca combatir a las bandas armadas. Rusia, China y Pakistán se abstuvieron en la votación de esta medida, presentada por Estados Unidos y Panamá.
La postura rusa subraya su apoyo inquebrantable a Venezuela en el contexto actual, reafirmando la condena a lo que considera una agresión estadounidense y alertando sobre las posibles desestabilizadoras implicaciones regionales.