Las recientes conmemoraciones del Grito de Independencia se vieron empañadas por una serie de pifias, omisiones y arengas polémicas protagonizadas por gobernadores y presidentes municipales, generando críticas y el repudio ciudadano.
Entre los errores más notables, el gobernador de Puebla, el morenista Alejandro Armenta, se equivocó al nombrar a "Leonario Vicario" en lugar de Leona Vicario. Por su parte, Juan Carlos Hernández Rath, presidente municipal de Escárcega, Campeche, confundió a Josefa Ortiz de Domínguez con "Josefa Ortiz de Pinedo", mientras que Erasmo González Robledo, de Ciudad Maderas, Tamaulipas, la llamó "Josefa María Morelos y Pavón".
La presidenta municipal de Axtla de Terrazas, San Luis Potosí, Clara María Castro Jonguitud, ondeó la bandera con el águila de cabeza, un acto que fue rápidamente señalado.
Las omisiones y discursos politizados también generaron controversia. Rocío Nahle, gobernadora de Veracruz, omitió una arenga para el pueblo veracruzano, pero incluyó una para la Cuarta Transformación, y no cantó el himno nacional ni saludó a la bandera. En Zacatecas, el también morenista David Monreal incluyó la Cuarta Transformación en sus arengas, lo que le valió chiflidos y abucheos de los espectadores.
Finalmente, en Reforma, Chiapas, el alcalde Pedro Ramírez Ramos fue blanco de críticas por permitir que una bailarina con escasa vestimenta y símbolos patrios realizara un baile erótico acompañada por la Bandera de México durante el espectáculo previo.
Estos incidentes han desatado un debate sobre la solemnidad de la ceremonia del Grito y el respeto a los símbolos patrios, poniendo en evidencia la necesidad de mayor preparación y decoro por parte de las autoridades en este tipo de eventos cívicos.