CHIAPAS.- Más de 5 mil vendedores ambulantes, incluidos migrantes, operan sin control en los alrededores del Mercado Juan Sabines de Tuxtla Gutiérrez. El comercio informal, que ha sido tolerado por la presidencia municipal que encabeza Ángel Torres, está sofocando al Mercado Público Municipal.
Mientras que los locatarios suman aproximadamente 960, el número de vendedores informales que no pagan impuestos asciende a entre 5 mil y 6 mil personas, quienes ocupan las banquetas para ofrecer productos a bajo costo como frutas, verduras, ropa y calzado, señaló Maribel Vázquez Domínguez, secretaria general del citado mercado.
“Esta situación está fuera de control. Hay caos, suciedad, inseguridad y un alto riesgo sanitario”, señalaron en un pronunciamiento público. Los afectados exigen a las autoridades municipales implementar medidas urgentes para recuperar el orden y garantizar condiciones dignas tanto para el comercio formal como para los peatones.
Uno de los puntos más críticos, denuncian, es el tramo de la Primera Oriente entre Tercera y Cuarta Sur, donde una alcantarilla colapsada ha generado contaminación y malos olores, sin que hasta ahora haya una respuesta por parte de las autoridades correspondientes
“Estamos perdiendo ventas, perdiendo clientela y perdiendo calidad de vida. Y lo peor, la autoridad municipal ha sido omisa”, expresó Alondra Ramos Orantes, comerciante del mercado.
La problemática no es reciente, pero se ha agudizado en los últimos años, afectando gravemente la economía de este lugar.
En el centro de la ciudad los vendedores ambulantes ofrecen desde frutas y verduras hasta ropa y calzado a precios considerablemente más bajos, en condiciones que no cumplen con normas sanitarias ni fiscales. “En la calle se encuentra de todo y más barato. Pero eso tiene un costo: las banquetas están invadidas, el tránsito peatonal es peligroso y la ciudad se ve sucia”, afirmó.
La acumulación de residuos en la zona ha provocado taponamientos en las alcantarillas, justo en el acceso principal al dicho establecimiento.
La situación genera no solo contaminación, sino también un foco de infección perceptible incluso en el estacionamiento subterráneo del inmueble.