REYNOSA, TAMAULIPAS. - La sombra de la maldad y la envidia se ha cernido sobre Tamaulipas, dejando una estela de dolor y conmoción tras el brutal asesinato de una familia completa en Reynosa. La Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) confirmó que el móvil de este crimen atroz, que cobró la vida de Heriberto "G.", su esposa Berenice "F.", su sobrino Ángel Manuel, y su pequeña hija de 10 años con discapacidad, fue la envidia desatada por un ascenso laboral.
El Fiscal General, Irving Barrios Mojica, reveló los escalofriantes resultados de los estudios forenses, que precisan la saña con la que actuaron los responsables:
- Berenice “F.” (37 años): Murió a causa de asfixia por estrangulamiento.
- Heriberto “G.” (41 años): Falleció por shock hipovolémico, derivado de una herida cortante en el área del cuello.
- Ángel Manuel (20 años): Registró hemorragia intracraneana, provocada por un traumatismo cráneo encefálico.
La víctima más inocente, la niña de tan solo 10 años, fue localizada en un domicilio tras una orden de cateo ejecutada por la Fiscalía Especializada en la Investigación de los Delitos de Desaparición Forzada de Personas. Una familia entera, borrada del mapa por la ciega ambición.
Heriberto, un hombre trabajador y discreto, había celebrado días antes con orgullo su ascenso a supervisor en la maquiladora. Esa alegría, que debía ser un motor de progreso, se convirtió en la sentencia de muerte para él y sus seres queridos. Según la Fiscalía, personas fueron contratadas para secuestrarlo como represalia, pero la venganza no tuvo límites, extendiéndose a su esposa, su sobrino y, en un acto de crueldad incomprensible, a su hija.
"No sabían que esa alegría sería la última," relata una fuente cercana al caso, reflejando el dolor que hoy embarga a la comunidad.
La noticia estremeció a Reynosa el miércoles, cuando tres cuerpos fueron encontrados sin vida en un camino de terracería. Horas después, el hallazgo del cuerpo de la pequeña, en una vivienda del Fraccionamiento Valle Soleado, confirmó la peor de las pesadillas.
Dos personas han sido detenidas y las investigaciones continúan para dar con el paradero de otros implicados. La Fiscalía ha reiterado un compromiso institucional firme: “Reiteramos, no habrá impunidad.”
El caso de la familia Heriberto no es solo una nota policiaca, es el reflejo más cruel de un país donde el esfuerzo se castiga con la violencia y donde la envidia mata, destrozando la vida de quienes solo buscaban un futuro digno.








