CAMPECHE. Al caer de una altura de casi 500 metros, aproximadamente, el Cadete Emmanuel Velázquez, de la Escuela Naval Militar, murió casi instantáneamente por el fuerte golpe, al estrellarse contra el suelo, luego de fallar el paracaídas con el que se había lanzado desde el helicóptero de la Secretaría de Marina-Armada de México.
Aunque la lamentable desgracia ocurrió el pasado lunes fue hasta el viernes que la SEMAR se refirió al asunto mediante un comunicado.
Los hechos ocurrieron en el Centro de Adiestramiento Especializado de Infantería de Marina, ubicado sobre la carretera federal del Golfo 180, Ciudad del Carmen-Champotón, Campeche, pero fue hasta viernes que la Secretaría de Marina, lo confirmó y lamentó, pero sin explicar las causas ni detallar nada de ese mortal accidente.
Tras saltar al vacío del helicóptero de la Armada de México, en fila junto con otros seis cadetes, el joven oficial Emmanuel Velázquez se precipitó directamente al suelo de un terreno de pastizal, dónde quedó boca arriba, junto con el averiado paracaídas atado a su cuerpo.
La fatalidad ocurrió cuando realizaban prácticas de saltos del curso básico de fusileros paracaidistas de la SEMAR, en el que participaban los cadetes del segundo año.
Familiares del fallecido informaron que sería velado en el municipio de Tenancingo, Estado de México y la misa en la capilla de San Ramón Sepelio, ubicada en el panteón de Tepoxtepec.
Este viernes 5, la Secretaría de Marina-Armada de México lamentó “profundamente el fallecimiento del joven Cadete de Infantería de Marina de nuestra Heroica Escuela Naval Militar, quien desafortunadamente perdiera la vida en actos del servicio”.
Sin embargo, no mencionó si se realizará una investigación sobre la causa del fallo del paracaídas, se sancionará al responsable y si se indemnizará a los familiares. Tampoco que medidas tomará para evitar que vuelva a ocurrir.
A través de un comunicado expresó su más sentido pésame a su familia y amigos en espera de que “el amor que él dejó en sus corazones les permita mantener vivo su recuerdo y con ello el dolor de su ausencia se trasforme en resignación”.
Admitió la SEMAR “que no hay palabras de consuelo que les permitan aminorar tan grande sufrimiento; sin embargo, hacemos votos para que la estela de honor, deber, lealtad y patriotismo que guiaron su travesía en nuestra institución contribuyan a engrandecer su recuerdo y a exaltar una joven vida consagrada al bienestar de las y los mexicanos”.