La Galería Nacional de Arte Antiguo, que ocupa el Palacio Barberini en la capital italiana, aloja la muestra Caravaggio 2025, integrada por casi una treintena de obras del maestro del barroco.
La exposición abarca el periodo de Caravaggio a su llegada a Roma, alrededor de 1595, hasta su muerte, en 1610, y evoca la conexión entre el manejo del claroscuro en la obra del pintor con la espiritualidad.
"Es la luz la que nos dirige hacia lo que para él son los puntos clave de la historia", comenta la curadora de la exposición, Francesca Cappelletti, al referirse al enfoque del artista en los personajes principales que emergen de la oscuridad envolvente. "Nuestra experiencia de vida sólo tiene sentido si está investida por una luz espiritual".
La muestra se extiende más allá del Palacio Barberini y propone un recorrido por templos que albergan obra del artista, complementando el acervo reunido para la exhibición proveniente de museos desde Dublín hasta Kansas City.
Es el caso de La madonna de los peregrinos, alojada en la Basílica de San Agustín -de la orden religiosa del Papa León XIV-, un cuadro pintado a principios de 1600.
En la madonna agustiniana lo que impacta al espectador a nivel de los ojos son las suelas sucias de los pies de una pareja de peregrinos harapientos mientras se arrodillan ante la aparición de la Virgen María, quien sostiene a un Jesús del tamaño de un niño pequeño.
"Es un contraste notable con las representaciones usuales, etéreas y gentiles de la mayoría de las madonnas. Esto la hace aún más conmovedora dentro de la espiritualidad agustiniana, porque ilustra el encuentro entre la naturaleza del hombre y la misericordia de Dios", explica Pasquale Cormio, rector de la basílica.
"Vemos el deseo de Dios de mostrarse a la humanidad como alguien que camina junto a los pobres", agrega. "Es seguro que esta Virgen María está cerca de una humanidad, quizás cansada, quizás herida, ciertamente sucia, que está agobiada por la vida diaria".
La obra fue comisionada a Caravaggio para conmemorar una peregrinación a Loreto -un santuario en el centro de Italia donde la tradición dice que la casa de María fue milagrosamente transportada por aire-, comenta Alessandro Zuccari, miembro de la Accademia dei Lincei de Italia, que escribió el capítulo sobre espiritualidad en el catálogo de la exposición.
Más pinturas religiosas de Caravaggio se encuentran en capillas del centro de Roma. La conversión de Saulo y La crucifixión de Pedro están en Santa María del Popolo, también una comunidad agustiniana. Tres pinturas sobre San Mateo están en la iglesia de San Luigi dei Francesi.
A pesar de su vida aventurera y su arte realista, Caravaggio trabajó para mecenas religiosos, incluido un cardenal, y se documenta que participó en ritos católicos, añade Zuccari.
Esto difícilmente encaja con la reputación de un "artista maldito" transgresor que Caravaggio acuñó a lo largo de los siglos.
"No sabemos qué pensaba Caravaggio, porque no dejó escritos. Estoy convencido, al igual que otros expertos, de que Caravaggio tiene su propia espiritualidad", dice Zuccari.
De unas 70 pinturas de Caravaggio, más de 50 representan santos o escenas bíblicas, incluso aquellas destinadas a colecciones privadas, no a iglesias, añade.
Caravaggio 2025 incluye algunas de sus más famosas pinturas con esta temática, por ejemplo su primera obra religiosa, San Francisco de Asís, quien es representado en los brazos de un ángel mientras uno de sus primeros discípulos, el hermano León, apenas se ve en la oscuridad circundante.
Otras dos pinturas con el mismo uso innovador de la luz y la oscuridad toman un giro espeluznante. En Judith decapitando a Holofernes, la heroína judía frunce el ceño en aparente disgusto ante la sangre que brota de su cuello. En David con la cabeza de Goliat, la cabeza cercenada y ensangrentada es un autorretrato.
La muestra permanecerá en exhibición hasta el 6 de julio.