Islamabad, Pakistán.– La frontera entre Afganistán y Pakistán ha sido escenario de una escalada militar significativa, con Pakistán denunciando "ataques no provocados" por parte de fuerzas afganas. Según comunicados de las fuerzas de seguridad paquistaníes, los ataques buscaban facilitar el cruce de presuntos insurgentes "khwarij" (del Tehreek-e-Taliban o talibanes paquistaníes) hacia territorio paquistaní.
El Ejército de Pakistán ha respondido con contundencia a la agresión, afirmando haber causado la muerte de decenas de soldados afganos y presuntos insurgentes. A pesar del repliegue de las fuerzas afganas de varias áreas, los combates persisten.
Esta agresión se produce en un momento delicado, coincidiendo con la visita del ministro de Asuntos Exteriores afgano, Amir Khan Muttaqi, a la India. El ministro del Interior de Pakistán, Mohsin Naqvi, condenó enérgicamente el fuego afgano contra la población civil, calificándolo de "flagrante violación de las leyes internacionales". Naqvi también sugirió que la táctica afgana guarda similitud con la de su "enemigo eterno", la India, y advirtió que "a Afganistán también se le dará una réplica adecuada, como a la India, para que no se atreva a mirar a Pakistán con malas intenciones".
Desde la perspectiva afgana, la escalada se percibe como una represalia directa por una serie de ataques aéreos paquistaníes que impactaron en varias ubicaciones dentro de Afganistán el día anterior. La situación en la frontera sigue siendo volátil, con implicaciones potenciales para la estabilidad regional.