TABASCO. Juan Pablo Hernández Molina, propietario de la cerrajería “San Judas Tadeo”, es un ejemplo de resiliencia y adaptación. Desde hace 15 años, su local en el mercado público "Florentino Hernández Bautista" de la colonia Gaviotas, ha sido un punto de referencia para quienes buscan duplicados de llaves o soluciones de cerrajería.
Rodeado de sus máquinas y ocasionalmente, de jaulas que elabora para complementar sus ingresos, Juan Pablo comparte la historia de cómo un cambio inesperado en su vida lo llevó a dominar un oficio artesanal.
Aunque hoy cuenta con vasta experiencia en cerrajería, sus inicios no fueron en este campo. Hernández Molina ejercía la contaduría, gracias a una carrera técnica que había cursado.
“Llegó un periodo en que me quedé sin trabajo, y como mi papá ya ejercía el oficio, me surgió la oportunidad de hacerme de un local en el mercado de Gaviotas. Desde ese entonces me quedé aquí”, relata. Su padre, quien falleció, fue su inspiración, habiendo dedicado más de 40 años a este oficio.
El arte de la cerrajería, según Juan Pablo, encuentra su clave en la práctica. Recuerda que al principio, el aprendizaje fue difícil, “y más en el corte de las llaves”. Sin embargo, la perseverancia fue fundamental. A diferencia de otros oficios, la cerrajería ha evolucionado de la mano con la tecnología, pero siempre manteniendo la importancia de la mano de obra.
“Ahorita con las cerraduras que son eléctricas, a fuerza se necesita la mano. La mano de obra en cerrajería es tradicional, para dar por terminado un trabajo”, asegura, enfatizando que los cortes de llave requieren la precisión humana.
La reciente remodelación del mercado de Gaviotas y la reubicación provisional de los locatarios, representaron un desafío significativo para él. Durante un año y nueve meses, su cerrajería operó a dos cuadras de su ubicación original. “Fue muy duro porque a pesar de que estábamos a dos cuadras de aquí, casi no llegaba la gente”, comenta sobre la dificultad de ese periodo.
A pesar de los contratiempos, Juan Pablo Hernández Molina mantiene firme su sueño de seguir ganándose la vida con la cerrajería y sobre todo, continuar satisfaciendo a sus clientes con la dedicación y precisión que lo caracterizan.