TABASCO. El autismo, un trastorno del neurodesarrollo, presenta desafíos únicos en la interacción y comunicación, las cuales son dos de las características más observables en el comportamiento de los niños.
Sin embargo, con el conocimiento adecuado y un entorno regulado, es posible prevenir y manejar eficazmente las crisis, según explica Lolita Ayala, maestra del Centro de Autismo CAM #22 de Villahermosa, quien comparte algunas claves para prevenir y atender las crisis en niños con el aspecto autista.
"De las cosas más importantes es conocer a los niños y el entorno familiar", enfatiza Ayala. El conocimiento profundo de la persona autista es fundamental para saber cómo actuar en momentos de crisis. Esto se debe a que ciertas actividades o entornos con demasiados estímulos sensoriales pueden desencadenar una sobreestimulación.
Ayala aconseja identificar los espacios que, sensorialmente, pudieran generar esta sobrecarga. "Pueden haber estímulos sensoriales demasiado cargados dentro de un espacio, entonces a veces recomendamos identificar, sensorialmente, cuáles son estos espacios que pudieran generar que el alumno se sienta sobre estimulado", explica.
Un aspecto crucial es el registro sensorial táctil y vestibular. Las personas con un registro vestibular activo, por ejemplo, "constantemente están buscando el movimiento de una manera compulsiva". Para ellos, es vital proporcionar actividades que les permitan estimular este movimiento de forma segura y controlada. Esto puede incluir el uso de columpios o pelotas que permitan a los niños "mantenerse rebotando dentro de un espacio".
"Esto con la intención de ayudar a que los niños puedan regularse y no vayan a entrar en una situación de crisis que es muchas veces donde ya se empiezan a auto agredir", señala Ayala. Sin esta regulación, la situación puede escalar y llevar a agresiones hacia otras personas, generando percepciones erróneas como que son "maleducados" o "niños difíciles". En realidad, "no es eso, son situaciones externas que él no sabe cómo regular", aclara.
Por ello, se recomienda tener a mano objetos con aspectos sensoriales específicos que permitan la autorregulación del autista. Estos objetos pueden ser herramientas clave para evitar que una sobrecarga sensorial derive en una crisis.
Conocer a la persona autista, adaptar el entorno y proporcionar herramientas de autorregulación, son pasos esenciales para fomentar el bienestar y el desarrollo de niños y personas autistas, permitiéndoles desenvolverse de manera más armónica en su día a día.