TOLUCA, ESTADO DE MÉXICO. – Treinta años después del magnicidio de Luis Donaldo Colosio, la verdad oficial se tambalea. Un juez federal ha dictado auto de formal prisión contra Jorge Antonio Sánchez Ortega, ex agente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), reviviendo la polémica teoría del "segundo tirador" que siempre se cernió sobre el asesinato de 1994.
El Juez Cuarto de Distrito en Materia Penal de Toluca, Daniel Marcelino Niño Jiménez, procesó este sábado a Sánchez Ortega por homicidio calificado en la hipótesis de coautoría con Mario Aburto Martínez, el único sentenciado hasta ahora por el crimen de Lomas Taurinas. Esta decisión implica que Sánchez quede internado en el Penal del Altiplano, marcando un giro radical en la narrativa del caso.
Las "Nuevas" Pruebas Cuestionadas
La Fiscalía del Caso Colosio, a cargo de Abel Galván Gallardo, logró la consignación basándose en dos polémicas pruebas que habían sido desestimadas por otro juez a fines de 2023 y principios de 2024, tildándolas de "inducidas" y "circunstanciales":
El Testimonio Tardío: Una declaración de 1998 de Leticia Ortiz, compañera de trabajo de Aburto. 25 años después, en 2023, Ortiz identificó fotográficamente a Sánchez Ortega como el sujeto que visitó a Aburto en su centro de trabajo previo al magnicidio. Un juez anterior consideró esta identificación inverosímil por el tiempo transcurrido y la posibilidad de inducción por parte de la FGR.
La Partícula Sospechosa: Un peritaje de 2023 que encontró una partícula de GSR (residuo de disparo) en la manga izquierda de la chamarra de Sánchez, lo que "supondría que accionó un arma". Este indicio fue previamente considerado como prueba circunstancial, pues los análisis originales de la PGR en el año 2000 arrojaron resultado negativo a derivados de nitrado en la misma prenda, y no existe evidencia videográfica o científica que sitúe a Sánchez a centímetros de la víctima disparando.
Sánchez ocupa ahora el lugar que en su momento tuvo Othón Cortés Vázquez, detenido en 1995 como el supuesto segundo tirador y absuelto en 1996. La sombra de la conspiración persigue al caso, recordando que el último fiscal que se embarcó en esta teoría, Pablo Chapa Bezanilla, terminó perseguido.
Hasta el informe final del año 2000, la Fiscalía del Caso Colosio concluyó que Mario Aburto fue el autor de los dos disparos que mataron al candidato presidencial. Sin embargo, la actual administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador adoptó una postura abiertamente revisionista, manifestando públicamente que no habría "carpetazo" y ofreciendo "proteger" a Aburto si revelaba algo nuevo.
El ex agente del Cisen fue el "sospechoso perfecto" desde el inicio. Detenido minutos después del crimen con su chamarra blanca manchada de sangre y dando positivo a la prueba de radizonato de sodio, fue liberado "bajo reservas de ley" por la entonces PGR. Ahora, la FGR ha logrado lo que parecía imposible, superando dos rechazos judiciales anteriores que veían debilidad en las pruebas clave.
Con esta acción judicial, el caso Colosio se reabre, no para buscar una nueva verdad, sino para confirmar la sospecha que ha permanecido latente durante tres décadas: la teoría del "segundo tirador" como coautor, sugiriendo una operación de inteligencia detrás del magnicidio y desafiando la versión de un asesino solitario. La conspiración, lejos de morir, ha recibido un nuevo aliento judicial.








