TABASCO. Compañías teatrales van y vienen, pero el Laboratorio del Teatro Campesino e Indígena se mantiene como representante fiel de los pueblos originarios del estado. Ellos destacan por adaptar sus historias e identidad, utilizando utilería confeccionada por ellos mismos. Ahora, en el Museo Regional de Antropología, tienen la exposición "Del Telar al Teatro", una galería de imágenes y de indumentaria con una mirada personal y colectiva al pasado.
A 42 años de su fundación, exponen su visión del mundo, mediante elementos propios de un legado vasto y duradero, explica Gabriel Hermida, museógrafo y curador de la galería.
Lo primero que destaca Gabriel, son los trajes hechos de caracoles, hojas de palmera, hojas de plátano secas, hojas de guano, cáscara de coco, incluso dientes de lagarto, plumas de pavo, hojas de guano, cartón y semillas de maíz, materiales frágiles que constantemente tienen que ser renovados para las representaciones.
Agrega que a pesar de que el vestuario es víctima del paso del tiempo por la misma naturaleza de los materiales con los que se hacen y suelen ser muy frágiles, constantemente se renuevan para rehacer dichas representaciones.
El Laboratorio comienza, nos explica Hermida, con la maestra María Alicia Martínez Medrano y su llegada a Villahermosa al inicio del gobierno de Enrique González Pedrero. "Él y su esposa Julieta Campos nos invitan a fundar un grupo de teatro, un grupo que fuera comunitario y que terminó con el nombre de Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena, esto en Oxolotán", recuerda.
Este fue el comienzo de esta trayectoria con más de cuatro décadas que han adaptado obras dramatúrgicas del mundo, la más famosa, Bodas de Sangre, una adaptación de la obra homónima de Federico García Lorca; posteriormente fue Oxolotán, con lo que el espacio escénico se trasladó a la comunidad de Simón Sarlat, en Centla.
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Hermida nos relata que durante los años 80, cuando se fundó el Laboratorio, él estudiaba en el Centro de Estudios e Investigación de las Bellas Artes (CEIBA) y pudo observar e interactuar con los miembros del Teatro.
Sobre las puestas en escena, las metodologías y la razón de ser del Laboratorio Gabriel asegura que «va dirigido a todas las culturas indígenas, que normalmente están trabajando el campo», de ahí que las obras se hablen no solo en español, sino también yokot´an, una lengua de la familia mayense, y el maya.
“Hay muchas generaciones que han pasado de padres a hijos, es una tradición que va pasando por varias generaciones”, menciona, “La directora panchita que está encargada del Laboratorio en Tabasco comenzó a incursionar allí con catorce años”.
Recuerda la época en la que varios actores y actrices de varias partes del país llegaban a impartir clases en el Laboratorio, uno de ellos, Emilio Carballido, escritor y dramaturgo veracruzano.
Nos cuenta también que antes para llegar al Laboratorio tenían que ir por caminos a caballo o en lancha.
“A nosotros como alumnos (Del CEIBA) nos llevaban a ver las obras al teatro, hicimos viajes hasta Oxolotán, cuando traían las obras a Villashermosa también, a donde está el nuervo recinto ferial (Ahora Parque Tabasco), en ese tiempo solo eran ranchos y ahí se hizo un espacio para realizar obras de teatro, no había puentes de un parque a otro, teníamos que pasar en lancha”.
Explica que todas las presentaciones tienen que ser al aire libre, al ser estas obras “monumentales”, llegando a tener de 250 a 500 personajes cada una en algunas ocasiones.
“Hay carretas, alrededor de 270 actores, entre el grupo de marimba, el grupo de tamborileros, la banda del pueblo, todos participan, todos, hasta los perros” explica sobre los elementos que conforman la puesta en escena de Bodas de Sangre.
Los tres principales motivos para la exposición se dieron a raíz de fallecimiento de María Alicia Martínez, por los 42 años del laboratorio y de la publicación del libro de Lourdes Grobet.
Relata que el acervo que tiene el Laboratorio es grande, incluyendo miles de fotografías, vestuarios, escenografía, utilería, todo almacenado en bodegas, esperando para ser restaurados y que puedan salir a la vista del público.
A Lourdes Grobet, principal fotógrafa del Laboratorio, se le ocurrió recaudar dinero y hacer un libro con las fotografías que tenías del teatro, pese a su iniciativa, la magnitud del proyecto retrasó el proyecto por varios años, en 2021 comenzaron a realizarse entrevistas para incluirlas en este libro, pero quedó rezagado el proyecto, ella falleció hace tres años.
Del dinero obtenido a través de un premio otorgado por Bellas Artes pudo donar el dinero para terminar dicho libro, “Ahora ese libro está en todas las comunidades, lo tiene cada maestro, ese fue el deseo de Lourdes, lamentablemente no pudo ver el libro terminado” relata Hermida.
Además de Bodas de Sangre y La Conjura, en la exposición se puede observar posters de otras obras del Laboratorio, como son: La Tragedia del Jaguar, La Edad Feliz, La Bruja y el pueblo, Tan Cerca del Amor y del Teatro, La Danza que Sueña con las tortugas y La Dama Boba.
La exposición que fue montada por dirección de Hermida, prevalecerá hasta septiembre en el Museo Regional, rememorando una trayectoria de dramaturgos, actores, vestuarios y de fotógrafos que han dado un poco de sí para continuar con el proyecto nacido en Oxolotán en el ya lejano 1982.
Gabriel llama a los jóvenes a asistir a esta colección, en la que se puede dar un viaje en tiempo y ver que en Tabasco se encuentran artistas nacidos para perpetuar el valor colectivo de los pueblos indígenas y campesinos, rasgo distintivo del estado de Tabasco, un teatro nacido por y para el pueblo.