PATYTALE
SIN TEXTO
VILLAHERMOSA, Tabasco. — Anoche no pude ver el estreno del capítulo de Chicago PD. Mi serie favorita. Mi gusto culposo.
De hecho, tiene días que más bien no logro llegar ni a las 11 de la noche despierta, después de ser totalmente noctámbula; el motivo no es que tenga que madrugar más para llegar a mi centro de trabajo que está del otro lado de la ciudad de donde vivo, el motivo es que no existe un sistema de transporte público que me garantice llegar en menos de una hora. Un recorrido que, dice Google Maps, es de 18 kilómetros y tendría que hacerse en máximo 25 minutos.
Y aquí voy; en la 927 de la ruta Huasteca-Reclusorio. De pie porque no alcancé asiento; ni modo, me urge llegar a tiempo. Lamento haberme quitado los tenis y traer estos zapatitos negros con brillitos que -según yo- le van mejor a mi outffit. Lo pensaré mejor la próxima. Ya pasaron 20 minutos, y sigo igual; no es cierto, ¡peor! La combi paró y paró hasta que consiguió ir llena a tope, ahora somos ocho personas de pie; voy aferrada al barandal porque entre frenada y frenada me balanceo como en un columpio del parque.
A su paso por Gaviotas agradezco que el operador, seguramente “chavorruco”, cambió la “chunchaca” por música ochentera y ahora suena “a quien le importa lo que yo haga, a quien le importa lo que yo diga, yo soy así, así seguiré, nunca cambiaré”…..el grito libertador de muchas chicas de mi generación que entonábamos a todo pulmón en las fiestas; ay que buenas fiestas en esa época, no me perdía una junto con mi “best friend” Faby Bolón.
Muy lejos de esa época, por fin llegamos a la parada de la central camionera y entonces si descienden varias personas y por fin logro sentarme. Uffff; ya era hora.
Así pasan los minutos y las horas; lo mismo de regreso, aunque agradezco que mi jefe me da el “ride” la mitad del trayecto y el resto, un promedio de media hora en lo que espero una unidad en la que, si pueda ir sentada, ya no se me hace tan pesado.
De regreso la mayoría de las personas a bordo lucen cansadas, algunas con ojos cerrados --igual yo— queriendo liberar un poco de estrés.
Hago cuentas y resulta que moverme en la ciudad en transporte público, combi porque resulta más económico, sale igual en tiempo que llegar a algún municipio en vehículo particular. A Frontera por ejemplo llegas en una hora y 15 minutos; a Teapa, en una hora; a Nacajuca en 40 minutos.
Y como yo, cientos de ciudadanos se pueden ver sorteando las horas, las paradas y los asientos disponibles. Señoras de la tercera edad que seguramente van a su servicio médico, mamás y papás apurados para llegar a la escuela con sus niños, trabajadores de gobierno, otros más de empresas particulares, estudiantes…, en fin.
Le urge a Tabasco dar pasos agigantados hacia la modernización del transporte público, lo que vivimos a diario nos tiene en situación de estrés y todo lo que eso desencadena.
La otra opción es comprarme un auto; pero para ello tengo que disponer de un mínimo de 300 mil pesos para lograr la opción más económica en el mercado, sumando seguro y todo lo demás que implica dar el primer llavazo; o engancharme en una deuda de cinco o seis años con un mínimo de 80 mil de enganche. Por el momento seguiré en combi.
Última vez que sacrifico la comodidad de los tenis; pondré el despertador una hora antes; también recorreré mi horario de sueño. Todo lo que tenga que hacer para llegar fresca y rozagante a diario a mi sagrado y honorable trabajo, el cual, me encanta.