Nueva York. Este jueves, los pasillos de la feria de arte TEFAF Nueva York se convirtieron, por un instante, en el centro de una extraña coincidencia.
Entre obras de Emma Reyes, Diego Rivera y Wilfrido Lam, un óleo de Fernando Botero atrajo las miradas: El nuncio (1987), un retrato inconfundible por sus formas exageradas y voluminosas, fiel al lenguaje del pintor colombiano.
Nadie sabía. O, al menos, nadie podía preverlo.
Mientras el público comenzaba a llenar los salones del Park Avenue Armory, en Roma salió el esperado humo blanco de la chimenea de la Capilla Sixtina. El Vaticano anunciaba al mundo la elección del nuevo Papa: un cardenal estadounidense, Robert Francis Prevost, León XIV, para sorpresa de muchos.
"Nosotros aplicamos con esta obra antes incluso de la muerte del Papa anterior. Cuando concebimos el stand, queríamos hacer una unificación de razas y desafortunadamente, el Papa (Francisco) murió en el transcurso. Y hoy, casualmente eligieron un Papa americano", comentó el galerista colombiano León Tovar.
Dijo que concibió el stand a partir de la película Cónclave, bajo una "filosofía de unión" de la humanidad.
"Trajimos esta obra más como un anuncio simbólico que como una pieza comercial. Un reconocimiento a la importancia de Francisco para la Iglesia", explicó Tovar sobre el cuadro, cuyo valor se acerca a los 3 millones de dólares (más de 58 millones de pesos).
Tras la muerte de Botero en 2023, comento el galerista, está siendo organizado su legado, del que se encargará su familia.